Fueron ocho meses de pesadilla, donde todo era barro, tierra, lodo, piedras, arañas, ratas y miles de insectos, olores nauseabundos, personal obrero sin las medidas de seguridad ni métodos de trabajo.
Además recogían la basura cada tres días y debíamos ir a dejarla en las esquinas, no podíamos guardar los vehículos en las cocheras, y en otros casos los carros se quedaron atrapados durante todo el tiempo de la remodelación.
Era imposible caminar sobre la vereda, nos cortaban el agua en cualquier momento por horas y hasta por el día completo, y los que vivimos en las cuadras 9 y 10 tuvimos que soportar las tuberías de desagüe al intemperie por más de tres meses, debido a que se paralizaron las obras.
Era imposible encerar los pisos de nuestros hogares, pues la tierra y el polvo formaba parte de nuestros pies, se malograron las cortinas y todo lo que estaba expuesto cerca a la ventana.
Una de mis peores momentos fue cuando utilizaron un par de moto niveladoras para asentar carreteras en el asfaltado de la pequeña pista, ello provocó que los predios se movieran peor que el terremoto del 2007.
Fotografías de la calle Berlín, a excepción de la primera que la capté yo, todas han sido obtenidas de la web,
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